Reconozco que ser mexicano y ser amigo de los de La Cuchara es un coñazo. Y es que siempre pienso que si fuera a vivir a otro país seguramente odiaría los restaurantes españoles por poco fieles y por traidores. Nuestros amigos mexicanos supongo que algo así deben de pensar cuando les proponemos probar uno de México.
En Madrid
hay unos cuantos muchos muchísimos restaurantes que con mayor o menor gracia reproducen la comida del país norteamericano, La Catrina es una joven incorporación al panorama ibero-mexicano.
Situado en Malasaña con una decoración colorista y con un ambiente muy joven, La Catrina nos propone ese «fast-food» que aquí entendemos por comida mexicana y que no es si no una tapa o un bocata a la mexicana.
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