¿Alguien se pensaba que el ridículo que hizo Miguel Sebastián en las pasadas elecciones locales era gratuito? Este afable madrileño, con el que Luis tuvo la suerte de poder charlas sobre el Marxismo y los beneficios de la colectividad frente a unas cañas, es el nuevo ministro de Industria.
Le nombran como pago a la tremenda humillación que supone presentarse a unas elecciones sin posibilidad de ganarlas y porque ningún otro socialista quiso poner la cara para que Don Alberto se la vapuleara. A ver si a las siguientes el PSOE coloca a algún candidato digno de batirse con Gallardón o con quien le suceda.
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